14 diciembre, 2007

Las cestas de Navidad, ¿alegría o desengaño?


Bueno, señoras y señores, les voy a hablar de un tema que, personalmente, a perdido todo tipo de sentido en mí desde hoy: las cestas de Navidad.
Desde los tiempos más remotos (o por ahí) las empresas premiaban a los trabajadores con detalles navideños que, quieran o no, hacían ilusión.
El miércoles mi padre entró por la puerta a las 22:30 horas con un jamón. Ese jamón se lo había dado una empresa proveedora para la cual hizo no sé qué cosa de parte de la empresa para la que trabaja, la constructora L... Eso se agradece, pero lo que no se agradece es lo que esta empresa (para la que trabaja) le ha puesto en una caja de cartón con unos pobres y mínimos adornos de navidad. Lo peor viene en el interior (que cada año va a peor):

-Las pastas (2 cajas de turrones, 1 de mazapanes, 1 de polvorones) de la marca más barata y de las que uno no conoce su existencia.

-Su fuerte: un jabuguito y una barrita de salchichón, que hay que considerar que, aunque el tamaño deja mucho que desear, la marca aún es conocida y eso es un aspecto importante en este tipo de detalles (se han estirado un poco).

-3 botellas: un rioja reserva del 2003 que lleva siendo esa reserva desde hace 2 ó 3 años y la pegatina (en el estado en el que está) parece más vieja que la botella; otra pequeñita de de vino blanco; y una de champagne de Freixenet modelo ``Excellence´´ que es la misma que dan año tras año y es la única cosa que no cambia, porque lo demás cada año da más pena.
-La felicitación es del supermercado donde se compraron los productos, y no de la empresa.

Quizás haya trabajadores que ni siquiera reciban cesta navideña, o incluso mucho menos de lo que contenia ésta, pero para una empresa poderosa y fuerte con talante como ésta, eso es una miseria; tampoco quiero parecer un desagradecido o una persona que no se conforma con nada, pero quiero que se vea la comparación entre una empresa y otra, y la generosidad con la que se premia a los trabajadores en Navidad.

FELICES FIESTAS.